martes, 12 de agosto de 2008

Mis memoria políticas (V): ¿Hay vida fuera de la política? Yo creía que no. La Diputación.

Después de aquellas elecciones del 96, los años sucesivos hasta enero del 99, fueron un calvario en mi vida, donde tuve que demostrarme a mi misma que había más vida además de la política. Cuando mis amigos y compañeros Miguel Ángel y Paco estuvieron “colocados” como cargos públicos (Diputado y Parlamentario), parece que mi “trabajo” terminó en cierto modo. Yo ya no hacía falta. Mujer 29 años, separada, un hijo de 11 años, sin mucha experiencia profesional por haber dedicado mi juventud y mi vida a la política orgánica, y con el subsidio de desempleo agotado. Gran problema se me planteaba, y en mi desesperación mandé 2 cartas a 2 delegados provinciales en aquel momento pidiendo trabajo. Me hacía falta dinero para comer mi hijo y yo. Uno fue Juan Alberto Aguayo (Delegado provincial de Turismo de la Junta de Andalucía y actual Gerente del Parque Móvil de la Diputación de Málaga), y otro fue Rafael Centeno (Delegado provincial de Medio Ambiente y actual Consejero delegado de Turismo Andaluz). El primero hizo caso omiso a mi petición de S.O.S, aunque vueltas que da la vida, me lo volví a encontrar en las Elecciones municipales en Marbella, él en paro y buscando un “hueco”, y yo coordinando la campaña y él trabajando a mis órdenes, pero esa es otra historia que ya os contaré. El segundo, las cosas como son, leyó mi carta, y me echó una mano en aquel momento, la cual le agradeceré toda mi vida. Me coloqué por el PER, haciendo peonadas en un Vivero de la Junta, primero haciendo inventario en los almacenes, y cuando acabó aquello como no había otra cosa, me puse a trabajar de peón en el campo, quitando yerba, plantando, y haciendo trabajos varios, blanqueando, limpiando, etc… daba igual que lloviera, que hiciera frío, que cayera sol, a mi no se me caían los anillos por hacer aquel trabajo, tenía que llevar para comer a mi hijo, y así lo hice orgullosamente.

Cuando terminó aquello me puse a trabajar de comercial, haciendo el puerta a puerta, por los pueblos de Málaga, vendiendo vajillas, libros y lo que hiciera falta, y lo compaginaba haciendo de babysitter y limpiando casas por horas. Ahora dicen que estamos en crisis, aquella crisis también la pasé yo, pero el que quería trabajar, trabajaba, claro está que no todo es trabajar en un despacho.

Estuve dando bandazos de una empresa a otra haciendo cualquier trabajo que me saliera, hasta Enero de 1999, donde pude colocarme en una multiempresa de publicidad como secretaria de la directora comercial. Aquella empresa era regida por Javier Checa (personaje polémico donde los haya, y que llegó a ser en un futuro, Alcalde de Torredonjimeno con moción de censura incluida y hasta inventó lo del "gran polvo" en su tv local). Estando en aquella empresa, en épocas de elecciones municipales, como también tenía una televisión local, se hacían debates políticos, y aunque allí mis compañeros eran ajenos a mi “historial político”, yo daba ideas como persona de lo ajeno para llevar a cabo aquellos debates televisivos, y propuse hacer un debate con políticos de la Costa del Sol, y se aceptó mi idea, y acudió entre otros Isabel García Marcos. Yo a nadie de aquella empresa le dije que yo “en mis tiempos” era gran amiga de Isabel, aunque hacía ya cerca de un año que no sabía nada de ella, y ella no tenia ni idea de que yo trabajara allí.

El día que apareció Isabel en la recepción de mi empresa, acompañada de Chema, un jovencito que en aquella época le llevaba la agenda (a ella siempre le ha encantado que alguien le lleve la agenda), y miro a su derecha y me encontró con la vista, se quedó sorprendida. Yo llevaba años “desaparecida” y nadie sabía nada de mi. Me abrazó, me dijo que le alegraba encontrarme y que encima estuviera bien, aunque me dijo que ese no era mi sitio, que estaba desaprovechada y así se lo dijo a mi jefe, y me enseño una cosa que llevaba guardada en su agenda, mi CV. Yo como no, en mi momento de desesperación laboral, repartí currículum a diestro y siniestro, y a ella también, y seguramente muchos lo tirarían, pero ella no, ella lo guardó, y eso aunque parezca una chorrada, y no hubiera hecho nada por mi hasta el momento, el detalle me gustó. A partir de ahí, intercambiamos teléfonos y no perdimos más el contacto, aunque yo por el momento seguí trabajando en aquella empresa.

Pasadas aquellas elecciones municipales de 1999, donde volvimos a perder otra vez mayoritariamente en la capital y en la Costa, por lo menos se recuperó la Diputación Provincial, siendo nombrado Juan Fraile Presidente, e Isabel entre otros, Diputada Provincial de Personal.

Como volví a recuperar el contacto con Isabel, aquel verano del 99 pasamos casi todos los fines de semana juntas en la playa de pedregalejo, en aquel chiringuito de “La Caleta”, (el primer verano de muchos que pasamos alli), donde entre vinos, y pescaitos fritos, intentábamos arreglar el mundo, o por lo menos debatir de política, actividad que ambas compartíamos con, creo, que fanatismo y devoción. Y entre debate y debate, una vez me dijo: “¿Y porque no dejas de trabajar en ese sitio y te vienes a trabajar conmigo en la Diputación, tengo muchos proyectos en la cabeza, y sé que tú me ayudarías a llevarlos adelante?” ¿Y cuál fue mi respuesta? NO, estoy quemada, y aunque mi delirio sea la política, sé que si entro de nuevo, luego me arrepentiré. Y así le volví a responder una 2º y una 3º vez que ella me volvió a insistir. Pero hubo una 4º vez en la que me lo preguntó, pasado aquel verano, en Octubre, y no se porqué, el “gusanillo político” me picó bastante fuerte, y accedí, y dije SI. Y el 3 de Noviembre de 1999 entré a formar parte de la plantilla de la Diputación Provincial de Málaga, como funcionaria de empleo (cargo de confianza), como Auxiliar Administrativo asesora en Prevención de riesgos laborales.

Y esa fue mi misión en aquel ente, durante muchos años. Isabel, médico de profesión, siempre ha tenido un especial interés por la Prevención de Riesgos Laborales, y ese era uno de sus grandes proyectos, crear el Servicio de Prevención Propio, e impulsarlo en la Diputación de Málaga. Con la ayuda del Médico de empresa, y gran profesional donde los haya, Carlos Bueno Guezala, que también creía en aquel proyecto, Clemente Caballero, que entró a formar parte del equipo porque en aquel momento no se sabía donde ubicarlo y había que premiarlo por “los años prestados al partido”, el resto del equipo, y yo, empezamos a poner en marcha la maquinaria para crear aquel Servicio de Prevención.

Yo cuando trabajo, para cualquier empresa, sea pública o privada, no distingo de “colores”, ni de “ideas políticas”, distingo de necesidades de clientes y usuarios, y así me dediqué a trabajar con los municipios de la provincia. En aquel año, aunque muy leída y estudiada la Ley de Prevención, por mi mucha dedicación al Partido, no había tenido tiempo ni de sacarme una titulación profesional, y puedo agradecer a la Diputación (creo que de las pocas cosas), el poderme sacar oficialmente el título de Técnico Intermedio en Prevención de Riesgos Laborales, que en un futuro me ha servido, y no os imagináis cuanto.

Pero si continuamos hablando de política pura y dura, también hay que hablar de rencillas, envidias, celos y otras vainas que pululan en cualquier organización política, y como no, en el PSOE de Málaga. Isabel era, por militantes de base, venerada y hasta por muchos un icono por su lucha contra el GIL, pero por sus “compañeros y compañeras” de cargo público, envidiada, y odiada. No gustaba tanto protagonismo en aquella “rubia” con carácter e iniciativa, y desde hacía años habían intentado hacerle la zancadilla una y otra vez. Al igual que acudieron a ella en su momento cuando perdieron la Alcaldía de Marbella, porque nadie quería “comerse ese marrón”, cuando vieron que aunque perdiendo una y otra vez en aquel municipio, tenía más protagonismo que muchos de ellos, eso nunca supieron digerirlo. Y así también sucedió en la Diputación, en la que como “echarla” era un escándalo, por lo menos la dejaron sin “cartera”, y le quitaron el Área de personal que llevaba, (en el año 2001) con una simple llamada telefónica del Presidente Juan Fraile, porque ni siquiera eran valientes para decírselo cara a cara, ¿le tendrían miedo?...

Y claro, después de aquello, “su equipo”, entre ellos yo, temimos por nuestro puesto de trabajo, si entramos con ella… Pero no, parece que tuve suerte (de las pocas veces que las he tenido en el terreno laboral y político), y entró en su lugar Cristobal Torreblanca (Alcalde de Almogía), y parece que le gustó mi trabajo y actuó con una política de seguimiento, y me mantuvo en mi puesto. Cosa que agradecí, porque yo ya me veía con 34 años, y un hijo de 16, y sin trabajo de nuevo. Y como no sé hacer otra cosa más que trabajar, y trabajar y trabajar, me dediqué a mi trabajo en cuerpo y alma.

Y eso hice en ese ente Provincial, hasta Abril del 2007, pero por en medio ocurrieron otras cosas, que culminaron en mi “asesinato político y laboral”, ¿imaginan cuáles? Si, Marbella, entre otras. Pero eso vendrá en una última entrega de mis memorias políticas, y os digo, que me da igual las consecuencias…

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